Tras el confinamiento que todos vivimos el curso pasado, retomar las rutinas no es fácil. Especialmente para los alumnos más pequeños y para los más perezosos, pero poco a poco los buenos hábitos se van instalando en nosotros.
Menos mal que el gusto por descubrir permanece intacto en nuestros niños, junto a la necesidad de encontrarse, las ganas de sonreír, de pasarlo bien y la capacidad de pensar y sentir.
Con todo ello estamos poniendo en marcha nuestra Escuela, con lo que más cuesta y con lo que nos es más fácil. Una Escuela que trabaja por reforzar integralmente a los alumnos; emocionalmente, intelectualmente y espiritualmente.
Para lograrlo estamos diseñando todo tipo de actividades unas se desarrollan en las aulas, otras en las terrazas, patio, salón de actos, capilla, comedor…algunas son manipulativas, otras de observación, reflexión, oración…
Así vamos “poniendo en forma” nuestro Colegio a pesar de las restricciones, las distancias y las normas preventivas contra el Covid-19 que nos parecen muy necesarias.
Y paso a paso, con mucha planificación, pero también con mucha capacidad de adaptación, ya casi estamos llegando al final del primer trimestre. Gracias a que toda la comunidad educativa, el personal de Administración y Servicios, las Religiosas J-M, los alumnos y sus familias están poniendo todo su empeño para que nuestra escuela siga adelante.